“El invierno de los jilgueros” es una verdadera joya literaria, escrita con una sensibilidad extraordinaria, bajo una capacidad descriptiva inusitada, detallista y minuciosa, casi de orfebre, bajo la calmada contemplación de lugares y espacios en descomposición o acunada en la necesidad de recrearse en las vivencias personales, en los sencillos detalles cotidianos, metaforizada en esa obsesión por contar los pasos que hay entre la casa de Brahim al horno: ciento noventa y uno o ciento noventa y tres, “según se comporte la belleza de la noche”.
Este volumen viene presentado por un enjundioso y ameno prólogo del Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Almería, Francisco Checa y Olmos, y conformado por trece obras de microteatro, pertenecientes a autoras y autores de amplia trayectoria dentro del ámbito de las artes escénicas, cuyas carreras dramáticas están vinculadas —por nacimiento o por residencia— a Andalucía, consiguiendo que las mencionadas teselas finalmente se conviertan en representación del potencial teatral de una de las regiones con mayor proyección escénica de nuestro país.
La forma diarística está escrupulosamente respetada y de veras el lector acaba creyéndose, si no se consideran ciertas pistas, que fue escrito en su momento y años después, Ernaux no tocó ni un ápice.
En Melvill encontramos a un padre hundido y a un hijo que quiere flotar, a una madre que añade una letra al apellido (paterno) y a un futuro escritor que suplicará por que lo llamen Ismael aunque sea en una ficción.
Conocer y enamorarse de Claudia, y complicarse la vida por sentido de la justicia en la defensa de un joven comunista detenido y agredido por los afines a Hitler, provocan una vorágine narrativa que nos enreda en una lectura adictiva.
La emoción forma parte esencial del misterio de todo proceso creativo. Sin la emoción, el texto no pasa de ser una mera crónica descriptiva o biográfica. “El renegado” contiene la habilidad descriptiva suficiente y los elementos creacionales precisos para convertirlo en un texto trascendente e inmarcesible, gracias a la verdadera y honda emoción que transita entre sus páginas.
una obra breve, podría haber tenido un mayor recorrido porque la temática lo permitía, pero él ha querido concentrarse en esa simbología a un tiempo romántica e individual frente al concepto socializador del proyecto europeo y la búsqueda de la modernidad.
En definitiva, un libro original, hermoso, complejo como el ser, y bello en su desarrollo que nos permite adentrarnos en aguas turbulentas, en nuestra esencia y sentir el gri
La estructura de Llévame a casa se fundamenta en pocos personajes, los que conforman una familia rural de un pueblo: un padre, una madre, una hija y un hijo, además de unos pocos de amigos del último. Eso es todo.
En el aspecto puramente formal destaca en la escritura de José Antonio Fernández la perfección formal y rítmica, bajo una inusitada profusión de versos heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos que confieren al texto una armoniosa y equilibrada cadencia, la eufonía necesaria con que acompañar a la voz poética.
Soad al Kuwari es una consolidada poeta catarí, con un amplio recorrido lírico que se inicia en el año 2020 con el poemario “No era mi alma” y que hasta la actualidad ha hecho entrega de siete textos. “La hija del desierto” es un libro que había visto la luz en el año 2001 pero que ahora lo hace para el público de habla hispana tras la magnífica traducción llevada a cabo por el escritor y traductor marroquí, Mohamed Ahmed Bennis.
Experta Doctora en Crítica y Artes Modernas; la profesora Touria Majdouline sabe bien lo que se trae entre manos, es el dominio de la palabra su especialidad y con ella nos hace saber recreándonos largamente en la MEMORIA DEL CORAZÓN: “Y así estoy, / tropezando con los recuerdos / en la puerta del límite supremo.” (p.27)
En el poema El tránsito de los déspotas en este mismo apartado, es una llamada a la sensación de angustia que provoca la egolatría. Ególatras hay muchos y la autora consciente de ello trata de desnudar con palabras esa falsa apariencia de estos personajes que declinan las conductas hacia caminos imprevisibles.
No es difícil darse cuenta que la obra poética de Cervera hunde sus raíces en fuentes clásicas -de corte helénico, sin descuidar otras más remotas y más cercanas-, y lo hace con una visión de futuro que no se les escapará a los lectores atentos que se alleguen a estos poemas, donde oirán entrelíneas algunas notas de esas “canciones de un mundo nuevo / por doquier” (22).
La humildad necesaria para comprender el asunto está en este “elogio” (en esta “eulogy”) del poeta, quien se propone dar con “el nombre puro de las cosas”, en un silencio aprendido más del Oriente que de la otra dirección, una pureza que no se refiere, evidentemente, a aquella pretendida de la vieja poesía pura.
Escrito bajo un original sistema de poemas-duplas, donde los amantes o compañeros de vida expresan su perspectiva del instante relacional o amatorio, asistimos a una especie de espejo bifronte que refleja las dualidades y complejidades del amor desde sus distintas posiciones: la masculina y la femenina.
Su amor incondicional y sin tiempo es vestigio de una época anterior, que recupera nuestra poeta para anunciar hasta donde pueden volar las alas del amor.
Nuestro autor ahonda en la psicología de sus protagonistas, nos descubre lo que piensan y porqué actúan de una forma determinada.
Leer a Manuel Vilchez en este su más reciente poemario es experimentar la sensación del verso auténtico en libertad de expresión, sin ataduras a tendencias o patrones.
Hace casi dos décadas, le escuché decir al Nobel portugués José Saramago, en una conferencia que “En los próximos cincuenta años, Europa será invadida por los hambrientos.” Hay personas que tienen la capacidad para adelantarse a los acontecimientos y además realizar un análisis lúcido de las causas, de los orígenes de los problemas que nos afectan, aportando soluciones que debieran adoptarse en el ámbito político, económico y educacional.
¿Quién ayudó a los Machado cuando llegaron a Francia? ¿Quién les proporcionó ropa y comida? ¿Qué médico asistió al poeta y a su madre? ¿Quién confeccionó la bandera tricolor que durante el velatorio cubría, a modo de sudario, el cuerpo del poeta y luego el féretro que lo trasportó al cementerio? Eran preguntas que hasta ahora no tenían respuesta, pero en este libro sí la tienen.
Los lectores podrán adentrarse en las diferencias de visión entre el esencialismo (que se centra en el ser y en conceptos como la esencia) y el existencialismo (que pone más bien el acento en el existir y hace que su visión sea más dinámica, como es el caso del autor murciano) y como eso se refleja en el misterio del propio lenguaje, con mayor protagonismo del sustantivo en el primer caso, mientras que en el segundo es el verbo el que está en el centro y alrededor del cual gira lo demás.
“Sólo una visión global y una indignación global podrán ponerle freno a la violencia global, al desastre que acarrea, mitigar la náusea global que nos produce y promover acciones locales que reviertan, si no en un bienestar, en un mejor estado global”.
«un capitalismo basado en la impunidad, la desigualdad y la avaricia».
Una conquista es siempre belicosa, pero también es cierto lo siguiente: en Hispania, los celtíberos vivíamos (nótese la primera persona del plural) tan tranquilos.
“Sobre María Zambrano” es, ante todo, una declaración de amor al legado de la escritora malagueña.
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