¿Cuántas veces habrá caminado José María frente a la valla que separa la localidad norteafricana de Marruecos? ¿Cuántas veces habrá sido testigo del abandono, de la visión apocalíptica de la sangre reseca en las concertinas, de las heridas que duelen menos que la indiferencia, de los ojos plagados de tristeza en quienes aspiran, desde el monte Gurugú, alcanzar el Dorado?
El nacimiento de la niña y el deterioro-muerte del padre se convertirán en las dos experiencias cardinales del sujeto poético que darán sentido a todo el libro. Entre ambos extremos, los poemas construyen hilos y puentes necesarios para comprender que no es posible la vida sin la muerte, que no existe el amor sin el dolor,…
Apostasía, de Antonio Díaz Mola, es un libro sin dobleces, por derecho, una declaración de intenciones poéticas tan respetuoso en lo formal como subversivo en su fondo.
Resulta muy interesante su definición de La Diferencia: “¿qué era La Diferencia? En verdad, casi nada, y tanto: casi nada, no se aportaba una sistematización preceptiva, sino, sólo, ilusionadamente, un estado de aseidad: ser lo que se es y no otra cosa” (p. 17).
Efectivamente: las redes han sido un medio de intercomunicación entre ellos, pero -obviamente- su poesía no tiene como fin último proyectarse mediante difusión digital.
con un lenguaje cuidado e intimista, cargado de símbolos, siempre en la búsqueda de la belleza, la sensorialidad, la pasión o lo sublime frente a la fugacidad de la vida.
Esta obra, dividida en dos partes. viene a reforzar aquel estudio brillante ya aludido aportando una amalgama de reflexiones, reseñas y entrevistas con/sobre protagonistas de diversas generaciones de ambas orillas del Atlántico.
Y eso convierte la vida cotidiana en el infierno de la lucha entre el yo íntimo (el ser) y el yo social (el aparentar ser).
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