En Claroscuro se recogen algunos de estos poemas, que no pertenecen a libro alguno y que probablemente Pablo tenía la intención de publicar en un volumen único, aunque nunca dejó nada escrito sobre su destino, cuando ya la visión lo había literalmente abandonado.
José Infante ha elevado una colosal elegía del recuerdo, crónica más connotativa que notarial, con la que invocar el milagro de la eternidad presente, de la totalidad, desde la fragilidad de lo que conocemos, de lo vivido, de lo experimentado: “Mi voz interior dice, es difícil abdicar / de la belleza, renunciar para siempre / a la hermosura”.
“Es difícil matar, practicar sexo, / desenvainar espadas con los labios pintados / y llegar justo a tiempo para poner / la mesa”.
“creación literaria que no lleve consigo conciencia no es creación”.
Con tal fin nos sumerge en una cosmogonía de la modernidad que exige lectores activos, no hipócritas, abriendo una extensa red cohesionada de repeticiones semánticas (isotopías), sintácticas (paralelismos, estribillos, anáforas) y léxicas.
cada pareja de poemas aborda un tema con dos caras disímiles, tesis y antítesis, tituladas, por ejemplo, “Intenta explicarme esta nada” y “No intento explicarte esta nada”.
El poder cuestionado reacciona y silencia al animal que tiene la palabra, zoom logos aristotélico.
Castro destruye los cimientos de la historia establecida construyendo un nuevo sujeto frente al objeto deshumanizado del progreso material.
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