Por José Antonio Santano
Título: El arrojo de vivir (Antología de poemas de amor)
Autor: Ángel Guinda
Editorial: Olifante. Papeles de Trasmoz (2022)
Es este un tiempo de incertidumbres y miedos, de oscuridad y tristeza. El odio se ha instalado de tal forma en el seno de nuestra sociedad que es rara avis hallar mención al amor. Sin embargo, el amor se abre paso incluso después de la muerte, con esta entrega del libro El arrojo de vivir (Antología de poesía de amor). Poeta de la muerte se le ha llamado en muchas ocasiones a Ángel Guinda (Zaragoza, 1948-Madrid, 2022) que fuera Premio de las Letras Aragonesas, y así lo expresa Raquel Arroyo en su nota final al citado libro: «Ángel Guinda, poeta al que se asocia inmediata y fundamentalmente con la temática de la muerte y por una mirada amargo-realista…». En realidad, Guinda fue algo más y antes que poeta, hombre cabal, y supo así, combinar experiencia vital y emoción para construir un universo poético que quedará como un tesoro de incalculable valor. La cuestión no es otra para Ángel Guinda que trascender la existencia a las más altas cotas de la poesía, vivir en los demás, compartir y explorar la condición humana para ser él mismo: poeta y hombre, de ahí su introspección a textos que versan sobre la soledad, el tiempo, la vejez, el olvido, la enfermedad, o, como no podía ser de otra forma, el Amor. En el libro que nos ocupa, El arrojo de vivir, precisamente, es el amor quien ocupa sus páginas tras la selección de sus poemas por Raquel Arroyo. Editado con esa elegancia y saber propio de Trinidad Ruiz Marcellán, directora de Olifante, en una de sus colecciones, Papeles de Trasmoz, el libro viene a ser un objeto de arte. Mas no cabe duda alguna que su verdadero valor no es otro que su contenido. Poemas que nos predisponen a mirar a lontananza con la esperanza de que, después de un tiempo vivido tan opaco, no solo por la pandemia sino también por la deriva del pensamiento humano de los últimos años, sea el amor el que nos haga avanzar hacia un mundo mejor, y es, en este sentido, como se inicia el poemario: «Yo te he dado las claves del mañana, / lo poco que sabía para que tú lo olvides. // Te he dado compañía hasta quedarme solo / y calor hasta quedarme frío. // Tú me has dado el arrojo de vivir». Cada poema contenido en el libro nos acerca al amor con múltiples matizaciones, aportando al lector una riqueza extraordinaria tanto por su estructura como por su lenguaje, sencillo pero hondo, reflexivo, conjugando experiencia, conocimiento y emoción. El amor como fruto del desentrañamiento del yo para convertirse en el otro, en el tú, en el nosotros, como podemos comprobar en este par de ejemplos: último terceto del “Soneto de amor”: «Si ere tú lo mejor que me ha pasado, / si arderán los demás de nuestras llamas. / Si tú me faltas ya me sobra todo», o, en este cuarteto de “Somos pareja”: «Somos pareja pero somos grupo, / como grano es el trigo y es granero, / como luz es el sol pero es el día, / como río es la lluvia y se hace mar». Variada es la extensión de los poemas, incluso llega a la mínima expresión, el aforismo o sentencia, creando así una amorosa sensación de desnudez al escribir: «Abre los ojos para que amanezca», «Toda la luz del mundo pasa por tu mirada», «Tu piel es la profundidad de mi deseo», o, «Voy por la casa apartando sombras porque / falta tu luz». La excelencia poética de Ángel Guinda queda más que demostrada y es ésta una gran oportunidad para acercarse a su poesía amorosa en una primera instancia, porque el lector quedará muy satisfecho y con ganas de continuar buceando en el resto de su grandiosa obra. Concluyo este comentario con el poema “Punto muerto”, por definitivo y por acoger la sabiduría y el más intenso sentimiento humano del enorme poeta que es Ángel Guinda, vivo por siempre en su lumínica obra poética: «Antes de ti / vivir era un viaje a ninguna parte. // Ahora sé que la muerte / debe de ser lo que es sin ti la vida».