Taller de narrativa impartido por F. MORALES LOMAS.
F. Morales Lomas, 1957, Campillo de Arenas (Jaén).
TIEMPO LITERARIO Y ESPACIO NARRATIVO
Al contar una historia debemos tener muy bien concebidos y fijados el tiempo y espacio donde se desarrollarán los acontecimientos. El pasado, el presente o el futuro y los juegos temporales que se puedan dar entre ellos. Y el espacio (privado o público). Esto determina en muchas ocasiones las historias. Por ejemplo, en Crimen y Castigo de Dostoievski como en La montaña mágica de Thomas Mann dominan los espacios interiores.
Hay que distinguir entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato. El primero es aquel en el que transcurren los hechos. En El Quijote es un tiempo determinado en los últimos años de la vida de don Quijote. En el Ulises de James Joyce un solo día en la vida de Leopold Bloom.
El tiempo del relato en cambio es el que el autor decide emplear en cada momento para desarrollar los acontecimientos. El tiempo real de treinta años los puede reducir el escritor a diez páginas, por ejemplo; y, en cambio, dos o tres días pueden desarrollarse a lo largo de cien páginas. O incluso un solo día en ochocientas. Es decir, para el escritor el tiempo es elástico y depende de la funcionalidad que le quiera dar y el efecto que busque. Esto es una decisión del escritor en función de parámetros que tengan sentido en la obra o personales.
El narrador comienza a relatar los hechos en un momento determinado del presente, pasado o futuro. De acuerdo con ello, clasificamos el relato de la siguiente manera:
Narración ab ovo: toma el momento lógico de la acción. Thomas Mann en La montaña mágica toma el momento en que Hans Castorp y su primo Joachim inician el viaje hacia Davos-Platz, el sanatorio internacional. En la narración ab novo hay un orden lineal temporal con una serie de acontecimientos que se van desarrollando unos como efecto de otros.
Narración in media res (en mitad de la cosa, del asunto): los acontecimientos comienzan en un momento avanzado de la historia. Inicialmente el lector no sabe cuál es ese momento pero progresivamente se irá enterando a medida que avanza la obra. Esto le permite al escritor realizar juegos temporales de analepsis o flashback (ir hacia atrás en los acontecimientos de la historia desde el momento inicial) o prolepsis o flashforward (avanzar en el tiempo).
Narración in extrema res (al final de la cosa): el comienzo de la novela será el final de la obra, el desenlace y los acontecimientos que siguen después casi siempre se produce a través de una analepsis o flashback.
El orden temporal de la novela lo marca el narrador en función de criterios creativos que tienen que ver con el decurso de la misma y sus alteraciones o acronías posibilitan la desorganización temporal en función de criterios de construcción narrativa justificados. Acabamos de verlas sobre todo en las analepsis o flashback y en las prolepsis o flashforward.