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ORILLAS DEL SENA

En este libro, hermano suyo de otro muy anterior: “Mis paseos con Chica”, el narrador muestra la amenidad y la sencillez de un clásico y una perfecta simbiosis de cultura francesa y española, así como un humanismo profundo con inquietud por todos los seres humanos, por los animales y por la naturaleza en general.

Por Fernando de Villena

Francisco Gil Craviotto

Orillas del Sena

Granada, Mirto Academia, 2020

Fernando de Villena

No descubro nada al afirmar que París es una de las ciudades más literarias del mundo y esto no sólo por su belleza y su historia, sino también por la inmensa cantidad de autores que han escrito sobre ella. De todo ese vasto caudal confieso que mi obra preferida es “Le spleen de París” de Charles Baudelaire, conocida asimismo con el título de “Pequeños poemas en prosa”. Poemas en prosa también sobre París y sobre todo centrados en su famoso río conforman el libro “Orillas del Sena” de Francisco Gil Craviotto, el decano de los prosistas granadinos contemporáneos, autor de una larga trayectoria que comprende novelas, biografías, relatos, ensayos, artículos, entrevistas e incluso poemas.

En este libro, hermano suyo de otro muy anterior: “Mis paseos con Chica”, el narrador muestra la amenidad y la sencillez de un clásico y una perfecta simbiosis de cultura francesa y española, así como un humanismo profundo con inquietud por todos los seres humanos, por los animales y por la naturaleza en general. Nos encontramos con las “meditaciones de un paseante solitario” y las de un “pequeño filósofo” porque Gil Craviotto tiene mucho de roussoniano y también de azoriniano. Ese paseante que recorre las orillas del Sena suele llevar consigo cada día un libro y todo lo observa, todo lo siente, con todo se comunica y a veces se detiene en un banco. Se nos presentan en el texto semblanzas de personajes marginales y entrañables y no faltan algunas ráfagas de erotismo y bastantes ejemplos de crítica literaria. Sin abrumar al lector, el libro se halla lleno de citas literarias muy vividas que en ningún momento resultan pedantescas. Francisco Gil Craviotto es autor de una gran cultura, pero conoce el arte de la medida, eso hoy tan inencontrable que los antiguos nombraban sofrosine.

Alguno de sus juicios me parece un poco injusto, sobre todo al hablar de “Madrid a Nápoles”. Pedro Antonio de Alarcón, pese a su moralina, nos ofrece en esta obra una preciosa imagen de Italia en los días de su unificación y con un estilo impecable. Claro que en esto de las lecturas hay que respetar los gustos de cada cual.

En otras ocasiones, Gil Craviotto vuelve su vista a Granada, esa ciudad a la que tanto ama y que tanto le duele, y lo hace para censurar las atrocidades urbanísticas siempre en comparación con el cuidado y la protección que existe en Francia del patrimonio y los espacios naturales.

“Orillas del Sena”, en fin, con sus breves capítulos de amable lectura, es una verdadera delicia que además se acompaña de un buen epílogo del escritor Alberto Granados.