Taller de narrativa impartido por F. MORALES LOMAS.
F. Morales Lomas, 1957, Campillo de Arenas (Jaén).
TEMA (S) NARRATIVOS
La primera pregunta que se hace cualquier escritor es: ¿sobre qué escribo?
El tema es definido como la idea principal que el escritor quiere transmitir; y esta se desarrolla a través de una historia, de unos acontecimientos, de unos sucesos, de una situaciones concretas.
Hay una temática narrativa muy frecuente a lo largo de la historia de la narrativa y quizá con mayor presencia durante el siglo XX: la temática familiar, el ámbito privado y sentimental.
Vargas Llosa en su obra ya citada, Cartas a un joven novelista, aportaba una idea esencial: “El novelista que no escribe sobre aquello que en su fuero recóndito lo estimula y exige (…) es inauténtico”.
ARGUMENTO O HISTORIA
Lo fundamental es tener una historia que contar. Vargas Llosa se preguntaba: «¿De dónde salen las historias que cuentan las novelas?», «¿Cómo se le ocurren los temas a un novelista?».
Soy de los que opina que, en líneas generales, el escritor/a debe tener desde el principio una síntesis de su historia, aunque es verdad que, como suele suceder, esta síntesis se va completando progresivamente.
Sin embargo, lo esencial, resumido en unas quince o veinte líneas debe existir desde el principio.
Generalmente casi todos los escritores noveles en sus primeras obras escriben de asuntos personales porque son en los que mejor se encuentran. Las historias pueden ser autobiográficas, fantásticas, de miedo, policíacas, históricas, eróticas, de aventuras, de humor…
Cuanto más definido tengamos todo será mejor, lo que implicará tener pensadas incluso situaciones secundarias y subhistorias o subtramas dentro de la historia o la trama principal.
También un elemento muy importante es cómo comienza y finaliza una historia. Los comienzos, si son atractivos, determinan que el lector continúe o no la novela. De ahí que tengan una importancia capital.
La base de todas las historias es esa situación o momento que lo altera todo.
A veces es necesario crear personajes principales o protagonistas y antagonistas para crear esa situación de conflicto.
Cada historia debe seguir un curso narrativo. En las historias tradicionales había planteamiento, nudo y desenlace; pero esto ya es excesivamente rudimentario en el siglo XXI.
Son muy importantes también los finales. Creo además, como muchos otros escritores, que el final de la historia debe mostrarnos una evolución, un cambio en el personaje, un aprendizaje. En el caso de El Quijote es evidente, Cervantes le da la claridad y lo hace cuerdo en el lecho mortuorio.
Decía Cortázar en Clases de Literatura que “la novela es ese gran combate que libra el escritor consigo mismo porque hay en ella todo un mundo, todo un universo en que se debaten juegos capitales del destino humano”.
En resumen, una novela es, sobre todo, una historia humana o no enfocada por un yo concreto que decide contemplar el mundo o a sí mismo.