Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

MACHADO Y COLLIOURE

¿Quién ayudó a los Machado cuando llegaron a Francia? ¿Quién les proporcionó ropa y comida? ¿Qué médico asistió al poeta y a su madre? ¿Quién confeccionó la bandera tricolor que durante el velatorio cubría, a modo de sudario, el cuerpo del poeta y luego el féretro que lo trasportó al cementerio? Eran preguntas que hasta ahora no tenían respuesta, pero en este libro sí la tienen.

Por Francisco Gil Craviotto

Antonina Rodrigo y Jacques Issorel

Antonio Machado, memoria custodiada

Fundación Antonio Machado, Collioure, 2021

A la enorme bibliografía que ya existía sobre Antonio Machado ha venido a sumarse un nuevo título: “Antonio Machado, memoria custodiada”. Se trata de una obra bilingüe, español-francés, escrita por dos plumas eminentes de las letras españolas y francesas, Antonina Rodrigo y Jacques Issorel, al que se suma un breve e imprescindible prólogo de Serge Barba.

Todos sabíamos que Antonio Machado, junto con su madre, su hermano José y la familia de éste,  llegaron a Collioure el 28 de enero de 1939. Iban mezclados con otros muchos españoles, un verdadero alud humano, que huían del terror fascista de España, y todo su equipaje se reducía a unos paraguas. También sabemos que el poeta murió el 22 de febrero de aquel mismo año en el hotel Quintana, que aún se conserva intacto, y que en su entierro, sobre el féretro, llevaba la bandera tricolor republicana. También sabíamos que su madre, Ana Ruiz, murió tres días después. Pero había muchos puntos de aquellos veintisiete días de estancia del poeta en Colliure que quedaban en la sombra. ¿Quién ayudó a los Machado cuando llegaron a Francia? ¿Quién les proporcionó ropa y comida? ¿Qué médico asistió al poeta y a su madre? ¿Quién confeccionó la bandera tricolor que durante el velatorio cubría, a modo de sudario, el cuerpo del poeta y luego el féretro que lo trasportó al cementerio?

Eran preguntas que hasta ahora no tenían respuesta, pero en este libro sí la tienen. Todos los personajes que tuvieron algo que ver  con la estancia de Machado en Collioure, aparecen en este libro, la mayoría de ellos con su foto y siempre con una pequeña biografía que nos permite conocer lo más esencial de sus vidas. Una curiosidad muy llamativa es cómo han repartido la autora y autor del libro estos personajes: Antonina Rodrigo ha tomado a las mujeres y Jacques Issorel a los hombres. Él, recordando cierto poema de Machado, los llama “hombres buenos”.

Pero el interés de este libro no se limita a un desfile de personajes secundarios. Toca otros muchos aspectos que nos parecen esenciales  como, por ejemplo, la labor que la Fundación Antonio Machado  viene realizando para difundir la obra del gran poeta en Francia o el valioso repertorio de retratos que este libro nos ofrece –entre otros el magnífico retrato de Machado que ilustra la portada obra del pintor Ernest Pignon—o la interesante antología de poemas de Machado, traducidos por  Jacques Issorel, que llenan las últimas páginas del libro. Entre ellos, el que Machado dedicó al asesinato de  Lorca.

En resumen: un pequeño y gran libro que, desde ahora, será una auténtica joya de toda biblioteca.