Por José Cabrera Martos
Raúl Quinto
La lengua rota
Córdoba, La Bella Varsovia, 2019
Raúl Quinto (Cartagena, Murcia, 1978) continúa fiel a su línea de perplejidad y destrucción. Mediante el reportaje y la intemperie, la sugestión destruye la tranquilidad del molde humano en cadena, abriendo ‘Grietas’, título homónimo de su ópera prima (2002). Porque la poética titular de Quinto siempre alerta, sea el paroxismo del poder y el desdibujamiento de las fronteras entre alta y baja cultura, recuérdese el cómic y la poesía en ‘La piel del vigilante’ (2005), lo oximorónico más allá de lo aceptable (‘La flor de la tortura’, 2008) o la sinestesia alucinada como producción capitalista del desconocimiento (‘Ruido blanco’, 2012).
Lo anterior conlleva una preocupación por el vacío interior tras la coraza aparente de las cosas y la ruptura de los posesivos «La palabra ‘mío’ enunciando su desorden», antes fueron los pronombres fusionados en ‘Yosotros’ (2015). A ello se añaden la puerta, el muro -símbolos de clausura- y la mariposa -levedad calcinada de la esperanza-. El verdadero territorio peligroso o inexplorado, «Hic sunt leones» o dracones indicaban las antiguas cartografías, se encuentra «No más allá. / Sino aquí mismo […] Sobre tus huellas.»
El cuestionamiento arranca desde el mismo lenguaje, único modo de conocimiento y, paradójicamente, sedimento tradicional predeterminado (Foucault). Consecuentemente, regresa a los clásicos, Zenón de Elea, leit motiv o estribillo con variaciones, actualizándolo para constatar que nada es nuevo bajo el sol y que el derrocamiento o la explicitación de los resortes del poder conlleva pagar una cuota. La lengua en el caso de Zenón, la periferia o la marginalidad artística o el asesinato registrado con nombres y apellidos, memoria histórica ante el olvido: Javier Verdejo acribillado por escribir «Pan, trabajo y libertad» durante la dictadura, 4.000 personas asesinadas, la «desbandá», de Málaga a Almería por el bando franquista en 1937, Bugaighis, Bretón, la talidomina… El poder cuestionado reacciona y silencia al animal que tiene la palabra, zoom logos aristotélico.
Pero también consta la esperanza depositada en un único poema. Ante el emporio domesticado urbano como espacio artificial del hogar igualado con la soledad y el desconocimiento, cabe la destrucción absoluta de lo edificado regresando a lo lírico salvífico y al ritmo de una silva marina «Una espiral de peces / envuelve el edificio. Como hiedra / de plata. Como incendio. / […] El coral / que trepa por los cables de la luz. / […] Y respira».
Frente a la hegemonía del pensamiento y la verdad únicos, Quinto nos propone un pensamiento crítico, un documento político y poético, «una mancha» o mil mesetas deleuzeanas para comenzar a conocernos más allá de lo heredado y aceptado consuetudinariamente. Doloroso e inquietante: «Alguien baila en el fondo / de la piscina /de la urbanización abandonada, / abraza un maniquí / y le dice al oído:» …