Por F. Morales Lomas
Campos Reina
Parques cerrados (trilogía),
Madrid, Penguin Random House, 2019
Hace diez años falleció Campos Reina a la edad de sesenta y tres años. Sin duda que su obra, aunque relativamente corta, es una de las de mayor calidad de las últimas décadas. Recientemente Penguin Random House Grupo Editorial ha publicado el estuche titulado Parques Cerrados que incluye una trilogía de diversos géneros: Poesía completa, Diario del Renacimiento (narración) y De Camus a Kioto (ensayo). Son obras póstumas del escritor pontanés fallecido en 2009 y del que ahora se cumple una década. En Poesía Completa Campos Reina reúne una obra sugerente que va desde la conformación de un pensamiento sintético, casi aforístico, muy personal e inmerso en su historia particular, hasta una poesía que se sumerge en los espacios de Oriente, África, Occidente y en la rememoración en prosa lírica de su pasado, Córdoba y Sevilla, o aquellos lugares emblemáticos donde ha viajado a lo largo de su vida, pero también la singularidad del arte, el pensamiento y las vivencias personales tanto como históricas en el devenir humano y la proyección que estas tienen en nuestras vidas.
Diario del Renacimiento lo divide en dos apartados: “Breve reseña de mi vida (Desde la infancia hasta el comienzo del Diario del Renacimiento)” y “Diario del Renacimiento”. En ambos es fundamental la conformación vital y también la literaria creando las imbricaciones de una y otra. Durante estos años desde 1989 inicia el Diario del Renacimiento y la Trilogía del Renacimiento sobre los que ofrecerá ideas de enorme interés. El Diario del Renacimiento comienza en Málaga el 4 de marzo de 1989 y lo cierra el 14 de febrero de 2001, a las 8:35 horas. Desde el principio y a lo largo de estos 11 años de diario la muerte va a estar presente de continuo en su obra desde las primeras incursiones. Expresa esa sensación de luchar contra el tiempo porque pensaba que podía morir en cualquier momento y no haber finalizado su obra proyectada. Siempre es profundo su análisis social y comprometido, pero también abunda en la relación de la cultura europea y la occidental: “Es preferible ser un escritor marginal a un escritor bastardo. Tarde o temprano la calidad halla su espacio y la mediocridad el suyo. El tiempo casi siempre termina haciendo justicia” (p. 63). Observamos a un escritor que es fiel en su obra a sus principios éticos, estéticos y morales.
De Camus a Kioto es un ensayo de enorme importancia en el que crea sutiles alianzas entre Oriente y Occidente empleando para ello todo un caudal referencial de libros y autores concretos en los que penetra con agudeza, capacidad crítica y, sobre todo, un enorme amor hacia la literatura y hacia la interpretación del ser en el mundo.