Por María del Carmen Quíles
Raquel Lanseros
Himbu, el pequeño pintor
Madrid, Edelvives, 2019
La poeta Raquel Lanseros, Premio Nacional de la Crítica en 2019, irrumpe en el terreno de la poesía infantil con la maestría de una gran pluma que ha sabido captar la esencia de este ámbito. En esta obra ilustrada con originalidad y gran estilo por Christian Inaraja, nos presenta a la familia de Himbu, un elefante con “linda trompa blanca, grandes ojos, dulces patas” algo inquieto y curioso. Esa noche, descubrirá un lugar fabuloso: el estudio de pintura de su madre. Todo comienza cuando “el ocaso en el cielo/es una gran calabaza”. Será entonces cuando los colores comiencen a hablarnos y a contarnos miles de cosas bellas con un lenguaje sencillo, pero cargado de metáforas espléndidas que ayudan a aproximar a los lectores al lenguaje literario. El mundo de los sentidos entra en acción y la sinestesia se apodera de cada verso, acortando el camino entre las palabras y las imágenes poéticas.
Así, el amarillo nos llevará hasta el “trigo maduro”, el calor de la época estival y a ese “queso gigante” que llamamos sol. Una mirada color carmín, la fuerza de una sonrisa, la pasión y las frutas de verano son elementos que rondan al color rojo; todos ellos fácilmente reconocibles en el tramo infantil porque se sienten, se ven, se degustan o se tocan. El verde se manifiesta a través de las laderas y la hierba, de la menta y el tomillo que saben a esperanza; el azul está en un cielo “que se come a cucharadas /con nubes de caramelo”. Y sigue la autora ofreciendo al lector un viaje a través de los versos junto al protagonista; un viaje que continúa inundado por el color y las sensaciones. Así, pinta de rosa los sueños e Himbu se pone “morado” de comer tarta antes de caer en una gran olla de chocolate. Siente el frío del invierno cuando baja la nieve blanca, hasta que todo se pone oscuro cuando la diversión se acaba.
Con verso octosílabo y rima asonante Raquel Lanseros logra perfilar una obra de referencia indiscutible en el panorama actual de la poesía infantil, porque reúne todos los ingredientes que hacen de ella un texto entrañable, comprometido con el lector y de gran calidad literaria. Himbu viaja a través del verso por un mundo de diversión en el que la mayor aventura es el descubrimiento, la experimentación con los sentidos y las emociones que se le despiertan. Por eso al final del día, cuando ya está metido en su cuna, Himbu vuelve a la calma “¡Y al dormirse ve la luna / y sueña con los colores”, esos que le han contado tantas cosas y que lo han transportado a tantos espacios mágicos.