Por Ana Herrera
Francisco Muñoz Soler
Poética 2016-2020
Editorial Caligrama, 2021
Ya son varios los poemarios y antologías de Francisco Muñoz Soler que he tenido el placer de comentar, y en todos ellos, como el ave que vuela sobre un destino incierto, se levanta la voz firme, solidaria y esperanzadora que planea, a través de la palabra, cielos y cumbres de libertad.
Se construye el poemario sobre una base de diez apartados que se subdividen, a veces, en otras tantas partes de número indeterminado de poemas. El periodo de las composiciones se abre en 2017 (“Poético es el hallazgo 2017”) y finaliza en 2020 (“De repente llegó la oscuridad blanca 2020”). Se trata, pues, de una recopilación antológica de lo creado en estos intensos años de fecundidad poética. La cita de apertura es de María Zambrano: “Filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo”. No olvidemos que María Zambrano fue una intelectual, filósofa y ensayista cuya obra fluye entre el compromiso cívico y el pensamiento poético.
“Poético es el hallazgo 2017”. Como el completo de la obra, está escrito en un tipo de verso libre de extensión más larga, sin metro ni rima, y en ocasiones con estructuras en pareados y tercetos. A María Zambrano está dedicado el primer poema de este libro como confirmación de esa búsqueda constante de la autora para “encontrarse en la divinidad, en la palabra”. El canto del ser humano es un viaje por lo cotidiano de la existencia con sus quehaceres, motivaciones y sueños, donde el hallazgo del sentido de la vida pueda salvarnos “De la soledad y el sinsentido”. Solo la palabra nos salva del tiempo pasado como un guardián fiel y abnegado, solo el conocimiento nos salva de la muerte del espíritu. El alba, la aurora, la esperanza, la contemplación, la belleza en contraposición al desamparo y la huida del ocaso marcan las pautas para seguir el camino de ese hallazgo. Los últimos cantos de estas páginas dibujan el gozo de ir y venir junto a la orilla o el disfrute de una luminosa y fresca mañana de otoño. El alma se impregna del esplendor de lo sencillo y cercano. Así lo sentimos cuando leemos algunos de estos versos preciosos: “En esta mañana la húmeda fragancia me envuelve en un canto de silencio”, y quisiéramos posarnos sobre el corazón del poeta en ese trayecto hacia lo incierto. Hay un recuerdo para su niñez -contemplada en la figura del abuelo-, para sus veinte años, para las celebraciones familiares antes de aceptar el destino final: “Deseo arribar al nocturno espacio donde el sueño no tiene lugar, sintiendo la eternidad”.
“Dignidad en resistencia”. El poeta se presenta como alguien que crece en la era de las bombas atómicas, el avance de la tecnología y las guerras frías: “En ese tiempo me hice adulto, mirando a la luna, helada de terror por la codicia de los hombres, esperando el día después”. Tras la lectura de estas líneas se entiende el título de “Dignidad en resistencia”, la dignidad que conduce sus pasos por el camino del
humanismo solidario. A través de la mirada de la madre rememora la huida por la carretera de Almería de los refugiados de la Guerra Civil española con un halo de tristeza y un sentido homenaje al “Camino de los canadienses” donde los voluntarios de Canadá -recordemos, dirigidos por el doctor Norman Bethune- ayudaron a los civiles desamparados: “Solo recuerda que era niña y ya había viajado”. Los espacios paradisíacos desolados por la miseria y el consumo se convierten en “Cenizas de mi imaginario” en un lamento ante la acción destructora del ser humano. En esa mirada a los males del mundo no falta la presencia de la excelsa poeta rusa Anna Ajmátova, y el reflejo de su sufrimiento en “Réquiem”, su obra más importante. La dignidad del vate se muestra de manera sublime cuando reconoce que “Desdichado es el país que mata a sus poetas”. En “Catedrales de decadencia” – metáfora de la caída de la civilización actual- retrata con fidelidad la impotencia humana para luchar contra los poderes financieros del mundo moderno: “En una sociedad sin ética ni dignidad, no es posible la libertad”. La única tabla de salvación es el amor: “Que el amor revierta la mentira y la no vida y abra paso al deseo y la memoria”. Versos que se acercan a lo divino.
En “Sentir primigenio 2018” su canto se alza a la naturaleza y sus momentos (el agua, la sierra, la brisa, la tarde, los pájaros, el mar, la luz, los árboles, la primavera), en su contemplación y admiración, rodeado de recuerdos infantiles. Hay un lugar en su corazón para sentir el trágico devenir del ser humano “Incapaz de comprender – desde muy joven – su espacio postrero”. Sumido en la pobreza de las calles de Chowringhee Road – India -, el poeta asume su destino sin miedo a la incertidumbre que produce la mirada al futuro: “Enfrentarse al mundo con una actitud primigenia, […], venciendo el miedo a lo inaudito”.
“Bucle de atonía”. Es, como dice el vate, “Un vacío de ausencia de mi mismo” donde se entretejen los días en un bucle de monotonía, desasosiego y hastío. El aroma del mar, la mirada al cielo y el amor abren entonces la puerta de su esperanza: “Porque sin amor no hay posibilidad de esperanza”.
“Búsqueda de equilibrio”. La presencia del mar sigue alentando sus recuerdos. Aparecen referencias a su dolor personal matizado por el otoño – metafóricamente su madurez-. El amor impregna la razón de su existencia: “Largo se hace el día a quien no ama”. La lectura en las tardes de agosto revive a Baudelaire y Poe, héroes de su adolescencia: “Volver a soñar con albatros y flores que solo se cultivan en nuestro espíritu”. Qué pensamiento sublime este último, que aún seamos capaces de mirar con el espíritu en un mundo dominado por la imagen y la tecnología. La voz lírica supera las barreras del materialismo. En el universo de cada ser siempre se marcará la línea del horizonte: “Un tiempo ácido de vivir sin estar viviendo, no caer en ese bucle es lo que pretendo”.
“Hacia la claridad”.Como su nombre indica, la búsqueda de la claridad y la liberación de las sombras es una manera de vencer la derrota. El sujeto poético hace alusión directa a su enfermedad y a los tratamientos con quimio compartidos con un amigo cercano, alentando al goce de la vida -Carpe diem- con sus pro y sus contra: “No renuncies al amor y sus posibles heridas porque en el vivir encontrará hondura, […], en el espacio sin retorno donde cada tiempo es único y nos sentimos eternos”.
“Purificar la lengua” es un apartado constituido por siete grupos temáticos. Otra manera de encontrar el sentido de la vida es para él perseguir la belleza. Así lo expone en el primer poema del grupo titulado “Purificar la lengua”, es decir, “Liberarla de significados vacuos y absurdos”. El poema del mismo título está dedicado a Paul Celan, poeta rumano de origen judío y habla germana, considerado uno de los más grande de la posguerra. Es innegable la gran cultura poética de Muñoz Soler, visible a través de sus referencias y citas de autoridad de poetas de origen internacional y de todos los tiempos. Encontrar las palabras que describan nuestros días, “Construir mundos con palabras adecuadas”, son bellos sueños del autor que ennoblecen el alma humana y con los que casi todos soñamos. De esta forma en sus letras eleva el valor de la palabra que se convierte en grito, la palabra que se convierte en poesía, la palabra que eleva al poeta, la palabra que se opone al lenguaje de las máquinas y de los poderosos, la palabra que quedará marcada en la intrahistoria para salvarnos del hecho de morir: “Como columnas de esperanza se alzarán sobre el desconsuelo” -del poema dedicado a Marina Tsvetáieva, una de las poetas rusas más originales del siglo XX-. Continúan las refrencias a Albert Camus, Antígona, Cristo, Sísifo, Tadeus Ròzewicz, Zbigniewen Herbert, William Blake, Paul Celan y Czeslaw Milosz en el sentido de que cada individuo tiene la obligación de encontrarse a sí mismo y actuar en el orden correcto del amor y la bondad para construir sociedades mejores, en contra de las satrapías de nuestra era, en la búsqueda constante de la libertad y la rebeldía ante el despotismo. En el poema dedicado a Osip Mandelstam -otro de los grandes poetas rusos de origen judío-polaco- la voz abierta y clara del poeta afirma: “Aunque me cueste la vida dar voz a las huellas de mis pasos”. Su solidaridad acoge también a los migrantes centroamericanos en el poema “Como luz del alba”. El poeta, sempiterno viajero de estas tierras, clama por los indefensos, conocedor de su llanto. Reclama los derechos de la mujer, dedica un bello homenaje a Anne Bradstreet -escritora y poeta del siglo XVII, de origen inglés, considerada la primera escritora estadounidense en publicar un libro-, a Joséphine Baker -primera vedette francesa de origen afroamericano y renombre internacional-, a Josefina de la Torre- cantante, actriz y poeta vanguardista vinculada a la Generación del 27-, y declara la falta de fe, conducto del ateísmo. Sin duda, lanza su grito de protesta contra el río caudaloso de las injusticias sociales. Me detengo por un momento en el nombre de José Lezama Lima, el poeta y escritor cubano que marcó mis años de juventud con las páginas maravillosas de Paradise y aparece de pronto ante mí inmerso en los versos de su soledad, ahora lamentada por otros versos, los de Muñoz Soler. ¡Me estremezco! Y entonces, en las palabras divinas de Horacio, me vuelvo a estremecer: “Solo lo que está en nosotros puede llevarnos a la vida feliz”. Responde el sujeto lírico: “Mejorarme como persona, leer, escuchar música, pensar, escribir… Ya trabajé toda mi vida para llegar a ese punto…, y ahora mi trabajo es vivir, que no es poco”. Y es que ya muchos hemos llegado a ese punto. Hay un emotivo poema que el poeta dedica a su hijo, quien simboliza un vínculo inquebrantable con sus antepasados : “Esas lágrimas que derrotaron a su padre forjaron una escalera hacia el cielo”.
“Romper la percepción automática de los signos 2020” está construido sobre cuatro bloques poéticos. El sujeto lírico avanza en la defensa de la justicia social, el punto álgido de este poemario, y la sátira alcanza a los poderes institucionales, religiosos y al estado de confort. Al individuo le queda la rebeldía intelectual y la compasión para hacer más transitable la existencia y preservar la memoria: “La humanidad necesita hacer cotidiana la compasión”. Su homenaje se extiende a Brodsky – poeta ruso estadounidense de origen judío, uno de los más importantes de la segunda mitad del siglo XX -, líder en la lucha por la libertad: “Con Brodsky acompañado de poetas en mi memoria, porque sin ellos la palabra “libertad” tendría menos sentido”. Entre las citas de autoridad destacan Raúl Zurita, Chantal Maillard, Marina Núñez, Yolanda Pantin, Aimé Cesaire, W.H. Auden, Wallans Stevens, Edna St. Vicent Millay, Mario Bunge, Tao Te Ching, Jean Luc Nancy, Terrance Hayes, Sharon Olds y Charles Tomlinson. Así, Muñoz Soler sigue dando muestras de su gran cultura literaria. Las referencias a los espacios geográficos del entorno del poeta o de aquellos a los que ha viajado en alguna ocasión son continuos, así como las alusiones al mundo de la tecnología (smartphone, pantallas, trenes, autobuses, aeropuerto) y sus incidencias sobre la vida moderna: “¿Tengo motivos para pensar que estoy vigilado?”. En el trasiego de la vida necesita oler la rosa o leer las aventuras de Tintín para sentirse vivo, y es que en las acciones más sencillas bulle la savia de la existencia: “Hoy tendré que dejar para mañana cómo es el olor de la rosa del desierto, […], porque si no descubro cómo huelen, ¿cómo conoceré la esencia de la vida?”. En ese trasiego vital el sufrimiento de su enfermedad le hace cuestionarse su vida y revivir su pasado y confiesa que en “La imaginación hallaremos un universo más confortable” y que el verso será su salvación en un instante de la eternidad. Ante la oscuridad del origen de la vida y el después de la muerte, el poeta manifiesta la necesidad de buscar para encontrarse a sí mismo y se aferra a la naturaleza -los frutos, las flores, el paisaje, la abeja, la montaña, el aire, la mariposa, el mar, la luna, el cielo- como fuente del ser. Siente que la humanidad ha sido arrojada a la orfandad. Estos versos me recuerdan la voz de Carmen Conde en uno de sus poemarios más importantes, publicado en la década de los cuarenta, en plena posguerra española; se trata de la obra “Edén”, donde expone su visión de la expulsión del Paraíso y los primeros pasos del hombre y la mujer destinados a vagar con la lacra del pecado original. Y concluye la voz poética: “Si fuéramos ángeles, [,,,], hablaríamos con la mirada encendida del silencio”. El mito de los ángeles es un tópico de la literatura.
“Coda”. En un único poema, Muñoz Soler nos trae una especie de apunte sobre la situación actual de la pandemia originada por el COVID-19.
“De repente llegó la oscuridad blanca 2020”. este último bloque está organizado en dos grupos: “Primera ola”, con tres apartados, y “Segunda ola” con dos. Aparece acompañado el poeta en esta ocasión por María Wine, Anne Carson, Henri Michaux, Émile Nelligan, Tao Te Ching, Tomás Tranströmer, Geoffrey Hill, Ted Hughes, Marianne Moore, Jorge Luis Borges y P.J. Jacobsen. La historia de la humanidad cae una y otra vez en los mismos errores; por eso, las imágenes de estos días de oscuridad y guerra, de invasiones caprichosas, se recrean en mi mente al tiempo que leo estos versos: “Como una letanía caen los días, las horas, los comunicados de guerra, con sus cifras, con sus muertos, con sus infectados, con sus curados, con sus porcentajes”. La salvación de los seres humanos está pues, argumenta la voz lírica, en la búsqueda de la claridad y el camino, la superación de los miedos y el retorno al origen de donde todo nace:”En lo inclinado entre los musgos se decantará el fango y será agua clara completando el círculo de vida”. No puedo dejar atrás una última mención a estos brillantes versos: “Al ser social que me habita le llega el aroma de las hojas de árboles de vida y pasear en su compañía es lo que da sentido a sus sueños”. O de estos otros, impecables, del poema “La noche más hermosa” – ¿ por qué será que todos los poetas le cantan a la noche? Quizás porque la noche encarna la belleza, la mirada a la luna y las estrellas, las horas de amor, los paseos por el parque o junto al mar, el misterio, el embrujo, el descanso, la fiesta o la soledad, quizás porque tras la noche renace la luz-: “En este solsticio de invierno cercano a la noche en que la oscuridad es concentración de luz, cuando canta el gallo, resplandecerá en lo más profundo de la humanidad un indicio de esperanza, en una mañana de todos que sea un nosotros”.
En conclusión, en Poética 2016-2020 el poeta hace un alegato a favor de la justicia social; el poeta está atento a las realidades más dramáticas de su tiempo, las pandemias y las guerras; el poeta supera el dolor y el sufrimiento en el goce de los hechos más sencillos de la vida cotidiana, el entorno natural, las horas de capricho y ocio, la familia y los amigos. El poeta, Francisco Muñoz Soler, como el vuelo del cóndor sobre los páramos, se eleva a través de la palabra para alcanzar las cumbres más altas. Enhorabuena al poeta.