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LA AUDACIA DE LA EVOCACIÓN DEL FABULADOR DE ESTAMPAS

La experiencia de sus viajes y su biografía, se revelan en su obra, dado que este doctor en Psicología y docente universitario, ha colaborado en proyectos de Cooperación Internacional al Desarrollo, por lo que posee un archivo fotográfico ingente y multicultural.

Por Inmaculada García Haro

RAFAEL PORTAL MORENO

DUNAS EN EL TIEMPO

Ediciones Fedro. Córdoba, 2024

Dunas en el tiempo (Ediciones Fedro, 2024), la última entrega del escritor y fotógrafo, Rafael Portal Moreno, no es un libro de viajes propiamente dicho, pero sí un viaje doble a la esencia de la aventura hacia lo desconocido, por un lado, por su audacia a la hora de abordar la técnica fotográfica utilizada y, por otro, por los lugares y escenas descritas que nos transportan a rutas de otro tiempo en espacios reales o irreales. En línea con anteriores publicaciones,  Luz soñada, La belleza en la mujer que envejece y Córdoba íntima, ésta última en colaboración con Manuel Gahete, presidente de la Asociación de Escritores de España -Sección Autónoma de Andalucía-, el autor nos presenta 26 textos acompañados de magníficas fotografías, que, según sus propias palabras, se enmarcan en un diálogo con la realidad y en su continuo desarrollo donde creatividad y liberación interior adquieren una unidad completa.

La experiencia de sus viajes y su biografía, se revelan en su obra, dado que este doctor en Psicología y docente universitario, ha colaborado en proyectos de Cooperación Internacional al Desarrollo, por lo que posee un archivo fotográfico ingente y multicultural.

R.P.M. intercala prosa poética con poesía en prosa, entre las que introduce, poemas propiamente dichos, en un libro evocatorio que nos traslada al espacio temporal finisecular del siglo XIX y de principios del siglo XX, motivo o justificación del empleo de técnicas que se han dado en llamar, según indica en el prólogo del libro, Procesos Fotográficos Alternativos, en los que se pretende utilizar las mismas de ese periodo en el que la fotografía surge como medio. Los Procesos Fotográficos Alternativos, también llamados «Procesos Antiguos» son procesos que tuvieron cabida en el desarrollo y el inicio de la fotografía, que hoy en día están siendo “resucitados” gracias al trabajo de artistas y fotógrafos amantes de la imagen química[1]. Este movimiento surge a finales de los años 60 en los medios fotográficos estadounidenses, especialmente en torno al Visual Studies Work-shop de Rochester (Nueva York), al Rochester Institute of Techonology y a la Universidad de Alburquerque (Nuevo Méjico). Allí comenzó un proceso de recuperación de las antiguas técnicas fotográficas del siglo XIX, con una libertad casi absoluta de elección de superficies, texturas, tamaños, etc. Paulatinamente esta corriente se introdujo en Europa como una nueva vía de experimentación. [2]

Aunque su posición no es contraria a la sobreabundancia y banalización de imágenes en las RRSS, sí se deduce una clara necesidad de volver al origen de la fotografía como registro. Pero de lo que no cabe la menor duda es el autor asume un doble riesgo: el del viajero que se adentra en espacios de aventura y el de explorador de técnicas cuyo resultado inesperado es una sorpresa que informa al propio creador de otras miradas. El resultado es una sorprendente y originalísima galería de imágenes en la que encontramos, salvo excepciones, cuatro temáticas: la figura humana, entre las que hay que destacar los magníficos retratos de mujeres, paisajes que, a veces incluyen edificaciones, edificaciones propiamente dichas y la abstracción. Se trasluce cierta influencia del fotógrafo italiano Mario Giacomelli (Senigallia, 1 de agosto de 1925 – 25 de noviembre de 2000), que formó parte del grupo fotográfico La Bussola de Venecia, cuyo rasgo fundamental era que, las imperfecciones técnicas de sus obras, a veces provocadas, tenían como fruto la fuerza de atracción de sus imágenes[3].

El escenario, en general, es el desierto y el alter ego que crea está inspirado en los viajeros y aventureros, que no turistas, de la franja temporal elegida, pionera y génesis de tantos hábitos atribuidos a la modernidad, vocablo muy utilizado en esos años, en los que el exotismo también fue un pilar en el ámbito artístico y social.  A fines del XIX en los cenáculos simbolistas se habla a menudo de exotismo. Pintores y literatos como O. Redon, G. Morau o G. Flaubert miran hacia el Oriente, Rodin lo hace hacía el Japón y P. Louys hacia un genérico Sur; son ejemplos entre mil. Los exotismos, gracias a la extensión colonial, estarán presentes en la Europa finisecular por medio de las Exposiciones Coloniales; las celebradas en París influyeron notablemente en los movimientos artísticos del fin de siglo. Allí arribaron los ballets orientales, las japonerías, las pagodas, el rey de Annam y todas las manifestaciones de la diversidad colonial que pudieron ser llevadas a la metrópoli[4].

En este sentido, lo que nos encontramos son episodios de viajes, algunos biográficos y otros fabulados, generalmente en primera persona. En textos como Día de santidad, claro ejemplo de la filigrana de imágenes y palabras queconstituye este libro, nos narra la esencia del paisaje de las dunas: Era la semejanza con un amanecer que jamás hubiera imaginado, un crepúsculo tras las dunas de amarillos relucientes como si obrara la presencia de algún espíritu de las aldeas. También el encuentro con los aldeanos en un día de fiesta religiosa, en el mismo texto, se describe de forma exquisita: en cada una de las haymahs sahumaban agradables aromas de incienso y resinas aromáticas, una atmósfera inolvidable donde la música sonaba como si retumbase en las paredes de la gran duna. Pero intercala también otros episodios como Disonancias, en el que describe escenas en un paisaje frío y marítimo donde el narrador pasa días dentro de la casa en claro contraste con la línea general del libro, un oxímoron que realza el ambiente seco, cálido y nómada del desierto.

Pero si hay un denominador común en todo el libro es la magia y el misterio que hace que el género fantástico impregne gran parte de las narraciones y poesías recordando la larga tradición del cuento en la literatura árabe y evocando ese género literario tan prolífico en Europa y E.E.U.U. en la época en que se ambienta. En textos como Agnès se manifiesta como un autor que sugiere, no afirma, que deja entrever para aumentar esa atmósfera de misterio cuando el protagonista conoce a una poetisa en una recepción en la embajada que se dirige al público presente: …si un amor se refiere a otro, ¿Cuál de los dos ha logrado mayor pureza? (levantándose se puso en medio del círculo y luciendo su cuerpo y palabra divina -sin dejar de moverse-, vestida con un traje plisado y estola de muselina, continuó) ¿y si un amor me dejara sin palabras? ¿Dónde acudir? A partir de esa escena se inicia un diálogo amoroso, otra temática de peso en el libro que nos ocupa, generalmente en textos líricos, en los que utiliza un léxico arcaizante para evocar unos usos amorosos propios de otras épocas.

La influencia de los autores del romanticismo alemán así como de Gustavo Adolfo Béquer es notoria, sobre todo en la forma que aborda el amor romántico y galante, pero es en la evocación a la poesía arabigoandaluza, que el autor bien conoce, donde se despliega la fantasía amorosa y mágica que recuerdan cuentos tan famosos como los de las Mil y una noches y poetas de culto como el cordobés Ibn Hazam, autor del conocidísimo libro El Collar de la Paloma (Al-Ándalus, siglo IX): Ibn Hazm fue un erudito que redactó escritos filosóficos, jurídicos, históricos, teológicos y una historia crítica de las ideas religiosas. Pero la obra que ha adquirido más renombre es El collar de la paloma. Este estudio realista y elegantemente escrito acerca del amor y las costumbres en los usos amorosos hispano-árabes del siglo XI, constituye un fiel reflejo de su época. En él hay alusiones a sucesos y a personas, y ejemplos; sobre todo, recuerdos, juicios, reflexiones, consejos y las propias experiencias del autor. Asimismo contiene el análisis de diferentes situaciones que el amor suele llevar aparejadas[5]. El collar de la paloma está escrito en prosa pero intercala bellísimos poemas.

En el texto El Encuentro se unen todas estas pinceladas convirtiéndolo en una magnífica fábula en la que intercala versos propios y de Ibn Hazam: Me hablaron de ti y, cuando nos encontramos, /  mi idea se hizo realidad ante mis ojos. /  Las pinturas del paraíso se quedan siempre cortas / en punto a lo que es, de verdad, el paraíso. El tratamiento de la figura de la mujer en todo el libro queda patente en la veneración con que describe el encuentro con la reina de dos mundos: Dirigiéndose hacia mí, heredera de la unión de un genio y una mujer, como reina de los dos mundos, me preguntó por qué ocultaba mi mirada tras esos cristales redondos y oscuros…y, mientras descendía de una flor umbelada al abrigo de un cúmulo de pétalos y sin saber cómo, palabras nacidas de mi alma igualaron la altura que nos separaba, era el hallazgo de una diosa en luz y amor soñada…

Dunas en el tiempo es, sin duda, una obra singular, una rara avis en la trayectoria de R.P.M. que nos traslada, de la mano atemporal de la magia de sus imágenes y textos, a un universo interior que, probablemente, el autor no conocía.


[1] [1]https://tipialab.com/fotografia-tradicional-procesos-fotograficos-alternativos/ consulta 15/01/2025. 

[2] Zelich, Cristina. Manual de técnicas fotográficas del siglo XIX. Arte y Proyectos Editoriales, S.L., 1995. Sevilla (España).

[3] Puig de la Bellacasa, José Mª (coord.). Colección Los grandes fotógrafos. Edic. Orbis, S.A. Barcelona, 1984.

[4] González Alcantud, J.A. Teoría del exotismo. Gaceta de Antropología, 1988, nº 6, art. 2. Universidad de Granada.

[5] Dra. Natividad Nebot Calpe. El collar de la paloma: libro del siglo xi sobre el amor hispano-árabe. Actas del XXXVII CONGRESO (AEPE)