Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

INTENTA EXPLICARME ESTA NADA

cada pareja de poemas aborda un tema con dos caras disímiles, tesis y antítesis, tituladas, por ejemplo, “Intenta explicarme esta nada” y “No intento explicarte esta nada”.

Por José Cabrera Martos

Juan Cobos Wilkins

Matar poetas

Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2019

Juan Cobos Wilkins (Minas de Riotinto, 1957) clausura con este nuevo libro una década dedicada a la indagación que ha dado como fruto una trilogía de la memoria integrada por ‘Biografía impura’ (2009, Premio Andalucía de la Crítica), ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’ (2016) y ‘Matar poetas’ (2019).

La portada y el título, altamente cuchillas de Wilkins, son una advertencia ante el destino irremediable del arte y el ser humano en el siglo XXI (recuérdese la ‘Balada para la muerte de la poesía’ de Luis García Montero). De este modo, los poemas se debaten entre el lirismo como espacio de redención y la prosa vital autodestructiva, explicitando los males de la sociedad actual: Desde el suicidio hasta los demonios, pasando por la nada, las ausencias, el daño, el tiempo perdido, la piedad por el asesinato de Pasolini o de Lorca, lo inexplicable, el espejismo, la soledad o la muerte en un hospital de un ser querido.

Todo ello con un único propósito, comprender o espantar a los demonios mediante la poesía, parapeto entre el ser y la destrucción, cuestionando la certeza y la duda en un proceso que equipara el conocimiento lírico y científico, sus lenguajes, poesía y ensayo; y sus modos tradicionales de representación textual, verso y prosa, en la mezcolanza de lo individual y lo colectivo, de lo íntimo a lo social. Consecuentemente, el poemario posee una estructura poética bifronte en oxímoron: cada pareja de poemas aborda un tema con dos caras disímiles, tesis y antítesis, tituladas, por ejemplo, “Intenta explicarme esta nada” y “No intento explicarte esta nada”.

Pero no consta una intención moralista, sino la elevación de una figura capital del pensamiento wilkinsiano, Diógenes de Sinope, el cínico, exiliado del mundo convencional buscando infructuosamente con una lámpara encendida durante el día a los hombres honestos, a la virtud. De ahí la diferenciación entre naturaleza y convención, la sociedad se preocupa únicamente por lo que está convencionalmente mal, el onubense por la vulnerabilidad y la melancolía.

  Tras este recorrido implacable, Juan Cobos Wilkins “Intenta explicarme[te] por qué continuar”, apelando al imperativo vital humano, «Ellos están vivos, escribe tú poemas». ‘Matar poetas’ supone un acto de rebeldía ante la muerte del arte, espacio de libertad y resistencia, y del ser humano a través de una biografía íntima, radiografía común y espejo de una sociedad enferma. En ella se erige un nuevo Diógenes capaz de cruzar lo establecido, capaz de desangrar con el poema-cuchilla las entrañas y, simultáneamente, devolvernos la ilusión aún intacta de la esperanza: «sus rojas botas de goma no han pisado la escarcha, no la han quebrado como hojaldre de sueños».