Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

100 POEMAS

Ecléctico y extemporáneo, nos invita a conocer los entresijos del alma, cimentando su saber en el acervo de la cultura clásica que se fusiona sin adulterarse en el espacio abierto de la controvertida posmodernidad.

Por Manuel Gahete

Luis Alberto de Cuenca

100 poemas

Olé libros, Valencia, 2020.

100 poemas es la tercera antología personal del poeta madrileño Luis Alberto de Cuenca: diez poemas por cada uno de los libros que el autor considera canónicos de su producción lírica: desde La caja de plata, publicado en 1985, hasta Bloc de otoño, editado en 2018. Treinta y tres años median entre estas publicaciones que suponen cuarenta años de escritura poética. Su obra es el compendio de múltiples instancias donde conviven la herencia patrimonial y los hallazgos de la vanguardia; un modo de culturalismo que integra lo cotidiano y lo libresco; un crisol que deja fluir libremente trascendencia e inmanencia sin que estas nociones queden enfrentadas; un curioso alambique que condice lo popular y lo culto permitiendo su imbricación, extrayendo aquello que temporiza con ambos extremos para acercarnos sin aspereza a su privativa identidad. Lector empedernido y colector de las más diferentes tradiciones, De Cuenca ha entendido a la perfección el sentido de la palabra poética, aquella que se asoma con dominio al conticinio de la realidad, pero no se somete a su férula, por muy atrayente que resulte la facilidad de su enunciación. Su palabra es siempre álgida, solemne, emulativa, evocadora de un universo refinado que no evita la autocrítica ni se envisca en la complacencia; más aún, nos insta a reflexionar sobre nuestras flaquezas con irónica elegancia, en el fulgor de un jovial arrebato dulcificado por el tono sublime de su genial agudeza. Ecléctico y extemporáneo, nos invita a conocer los entresijos del alma, cimentando su saber en el acervo de la cultura clásica que se fusiona sin adulterarse en el espacio abierto de la controvertida posmodernidad.  Por ello, la poesía de Luis Alberto mantiene el poso discursivo de un filósofo clásico, tachonado de sabrosas sentencias, remozado con ese aroma desenfadado y escéptico que impide sentir como un agravio cualquier desafuero de su elocuente palabra. De Cuenca es un poeta de ensoñaciones amorosas y, por ello, un hombre condenado, como el mítico Tántalo, a no alcanzar plenamente el objeto de su deseo. Pero frente a cualquier mortal exasperado por la fatalidad de lo imposible, se arrostra impenitente y convierte lo aciago en sinergia de una estimulante vitalidad. Quizás porque su pesar y su placer se alimentan en los lagares de escritores imprescindibles; y así es improbable zozobrar por muy colérico que amenace el mar tempestuoso. La habilidad de la que Luis Alberto hace alarde tanto en la complejidad de la métrica como en la virtualidad del verso libro nos revela su portentoso talento lírico, que unido al tesoro de su ciencia literaria lo convierten en uno de los más originales poetas que nos ha de legar el siglo XXI.